Ya hay un millón de familias afectadas con hechos de corrupción; pero, ¿es posible eliminarla? A veces no es suficiente tener razón. El caso de Islandia es un buen ejemplo aunque hay que destacar el papel de las mujeres islandesas. Precisamente, el único banco que no quebró durante la crisis del país estaba regido por una mujer.
La ética tiene mucho que ver con el buen gobierno. Es importante que las primeras víctimas de la crisis no sean las mujeres. Habría que premiar y reconocer a aquellas empresas que se esfuerzan por incluir medidas de igualdad en sus empresas. Dentro de los medios de comunicación, el papel de las televisiones y medios audiovisuales en general, es fundamental.
El compromiso con la igualdad, respetando la diversidad, es un asunto que concierne a la sociedad en su conjunto y es imprescindible para la calidad democrática. Todavía sigue sin aprovecharse al máximo la lucidez de las ‘excluidas’ (en palabras de Bourdieu), que afortunadamente te van dejando de serlo en muchos lugares del mundo y también en España.
La diversidad y la igualdad se reflejarán en una sociedad en la que se compartan poderes, responsabilidades, saberes y placeres.
Para alcanzar la presencia equilibrada hay que vencer las resistencias de los hombres a sentirse desplazados. Es cierto que no todos están dispuestos a compartir el poder y a asumir la corresponsabilidad, pero también es cierto que aumenta el número de hombres cómplices y comprometidos con la igualdad.
Sabemos que para hablar de democracia plena es preciso que exista igualdad efectiva entre hombres y mujeres, igualdad de oportunidades, igualdad en los resultados, igualdad en la partida, en el trayecto recorrido, en las posibilidades de alcanzar la meta.
Para que se haga lo justo, hay que remover los obstáculos que impiden la igualdad efectiva, siguiendo el mandato constitucional, eliminando las discriminaciones de todo tipo, directas, indirectas, horizontales y verticales, y para ello son necesarias acciones positivas. Algo obvio que tenemos que seguir argumentando. Todavía no se cumple el principio de igualdad de remuneración por igual trabajo, sigue existiendo la segregación laboral, la población ocupada femenina se concentra en empleos de menor categoría y menor remuneración. Se va incrementando el número de jefas, pero no en la lógica correspondencia, equitativamente o correlativamente con el nivel de preparación y cualificación que ya han alcanzado las mujeres.
La población ocupada femenina tiene un nivel medio de estudios superior al nivel medio de la masculina.
Hay una amplia coincidencia en considerar que los equipos diversos, bien gestionados, que incluyen a personas con perfiles y culturas diversas, obtienen resultados positivos.
Sobre el tema de la conciliación entre la vida familiar, personal y laboral se recomienda promover un nuevo modelo empresarial que tenga en cuenta a las personas trabajadoras en la distribución de los tiempos. También se hace referencia al trabajo a tiempo parcial, que debe ser planteado como una oportunidad o elección y no como algo que concierne sobre todo a las mujeres y que, finalmente, acaba restándoles oportunidades. Se aprecian las ventajas del teletrabajo, pero sin caer en la vuelta a casa, puesto que a las mujeres nos ha costado mucho salir de ellas en buenas condiciones.
La sociedad, nuestro país, no puede prescindir de la mitad del talento que representan, representamos las mujeres.
Artículo escrito por Carmen Alborch, exministra de Cultura.