Entonces, si todo es tan normal, ¿qué está pasando?
No es cierto que no sepamos hacer networking. No nos han dejado y en muchos casos no nos han invitado. Por eso ahora parecen ser noticia la existencia de networkings de mujeres; pero la novedad debe de convertirse en normalidad, debe convertirse en derechos. TODOS SOMOS IGUALES ante la ley, y así lo dice la democracia, con lo que no deberíamos demorar más la IGUALDAD DE OPORTUNIDADES.
Es cierto que tenemos un estilo distinto de liderar, de gestionar, hasta de hacer networking y no por ello es peor que el de los hombres. No nos gusta malgastar nuestro tiempo porque hay otras muchas cosas que hacer, somos más empáticas y por ello no significa que perdamos el tiempo, escuchamos para detectar necesidades, compatibilidades y para establecer un código y sinergias, somos más estrategas.
Me gustaría ser hombre para luchar por los derechos de las mujeres. Parece ser que los hombres tienen muy claro que las mujeres son imprescindibles en la gestión de equipos, en la resolución de conflictos y en la comunicación. Las mujeres tienen un liderazgo que convence. Nosotras, en cambio, aún seguimos dudando y pensando si lo hacemos bien, si por ser capaces de ocuparnos de la familia, del trabajo y de los amigos dejamos hacer algo perfecto.
Me gustaría ser hombre para luchar por los derechos de la mujer porque a los hombres se les escucha no sólo se les oye. Porque demostraría que en el PIB intervienen hombres y mujeres, es cosa de todos. Decir que las empresas se dirigen por hombres y mujeres. Explicar que ese 50% de la sociedad es imprescindible. Que existe un alto porcentaje de empresas lideradas por mujeres que en tiempos de crisis siguen en pie.
Les hablaría de esas emprendedoras capaces de sacar su familia hacia delante… ¿no es también una empresa familiar? En la que la mujer ha ejercido como directora de recursos humanos, directora de comunicación, de gestión de crisis, directora de logística, directora de compras… y, además, capaz de gestionar la agenda de todos.
¿No son las madres las que educan a sus hijos? ¿No son ellas las que marcan las pautas y los valores en casa? Sí, las madres, capaces de convertir la adversidad en una fortaleza.
Me gustaría ser hombre, por unos momentos, para defender los derechos de la mujer y que no me digan que la IGUALDAD ya existe, que no tiene sentido en los tiempos que corren hablar de desigualdad.
SÍ SEÑORES, hay desigualdad. Pregunten a alguna mujer que tengan cerca en sus círculos de los negocios, de la familia o entre sus amistades. Pregunten qué opinan las mujeres, escúchenlas -no solo las oigan- y acompáñennos en la defensa de nuestros derechos, porque se trata de derechos, no de privilegios; porque se trata de justicia, no de capricho.
¿Estamos preparados para encontrar soluciones? Mejor aún, ¿queremos encontrarlas? De momento seguiré siendo una mujer comprometida implicando a hombres y mujeres. Seguiré buscando mujeres con valores para ponerlas de ejemplo. Seguiré contándole a los jóvenes que un mundo mejor es posible e implicándolos para que juntos, sí sea posible.
Carmen Mª García
Presidenta de FUNDACIÓN WOMAN’S WEEK