Nerea Pérez de las Heras: “No estamos pidiendo movidas muy extrañas, estamos pidiendo dignidad para vivir”

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Partiendo de escenas cotidianas, planteadas desde el humor, y desde su propia experiencia, Nerea Pérez de las Heras, autora de ‘Feminismo para Torpes’ analiza de manera crítica todos los aspectos relacionados con el feminismo.

¿Cuándo te llega la lucidez de la conciencia feminista?

Yo ya tenía conciencia social en general y me preocupaba por el mundo que me rodeaba y sabía que no vivíamos en una situación de igualdad, pero es verdad que el feminismo no era una de mis prioridades como lo es ahora. Todo empezó cuando yo trabajaba en una revista femenina y empiezo hacer unas páginas que se llaman ‘Planeta Mujer’ en las que tengo que buscar información sobre el papel de la mujer en el mundo, entonces empiezo a leer mucho y a enterarme de como está la cosa de verdad. Es algo que cuando te cala y cuando haces el click te das cuenta de tus propios comportamientos y del trato de los demás hacia ti… y de todo. Ahora hay un nivel de conciencia colectiva mucho mayor, pero a cada mujer que preguntes te va a responder que su toma de conciencia individual supuso un antes y un después en su vida, sobre todo en sus relaciones con los demás.

Mi vida cambia porque empiezo a implicarme en colectivos feminista y a aprender un montón de cosas que yo no sabía, que nadie me había enseñado.

¿Es el feminismo la revolución más importante de la humanidad?

Cada oleada del feminismo ha conseguido cambios muy profundos en la sociedad. Primero el reconocimiento de las mujeres como ciudadanos de pleno derecho, luego la incorporación de las mujeres al mercado laboral y más tarde la vuelta a repartir los cuidados. La sociedad tardocapitalista en la que vivimos se sustenta en un andamio invisible que son los cuidados y que generalmente, a día de hoy, prestamos las mujeres (a ancianos, a niños, a dependientes …) Si se replantea ese reparto, si visibilizamos el trabajo invisible, se desmonta todo.

El movimiento feminista, al igual que el ecologista, es un movimiento pacífico, que no tiene cabezas visibles y que está marcando la agenda política, porque ofrecemos una alternativa. Son movimientos que se refieren a la política de lo esencial: a respirar, a criar, a vivir dignamente. No estamos pidiendo movidas muy extrañas, estamos pidiendo dignidad para vivir.

¿Cómo podemos trabajar en qué el feminismo no se acabe vaciando de contenido?

El capitalismo se ha apropiado hasta de las camisetas del Che, entonces se va a intentar apropiar de nuestro movimiento, pero se le vuelve en contra todo el rato. Incluso con estos peligros estamos cambiando cosas esenciales en las cabezas de la gente. Es peligroso glamourizar el feminismo y estoy en contra de esa tendencia, pero por otro lado se equivocan pensando que es inofensivo. Tenemos que ser muy conscientes y no caer en la trampa. Fijarnos siempre en lo profundo y no en el envoltorio. A mí me lo dicen mucho ahora lo de: “Estás en todos los sitios, como ahora el feminismo está de moda”. Oye, pues qué guai la moda de los derechos humanos ¡Ya era hora!

¿Cuál crees que es el papel que debe jugar el hombre dentro del feminismo?

Yo creo que el papel de los hombres es fundamental, vital e imprescindible. A lo mejor yo vivo en una burbuja, pero los hombres que tengo a mi alrededor están preocupados y concienciados.

El público de mi show es 50-50 y se ríen y lo pasan bien. Creo que porque he metido una figura clave que es el alter ego de Luismi, que es un tío con conciencia feminista, entonces ellos en ese momento los hombres del público se liberan, no los estoy acusando, no los estoy culpando…. Y a partir de ese momento en el que no se sienten señalados, empiezan a cuestionarse, que es una cosa que nosotras hacemos constantemente. Párate y cuestiónate. Luego toma más o menos protagonismo, cuestiónate como puedas, lee… pero al menos cuestiónate, no des por hecho que las cosas están bien. Y no estés a la defensiva.

Afirmas que el activismo es incómodo, ¿has perdido amigos por culpa del feminismo?

Evito hablar del tema con mi familia. No he perdido amistades y he ganado mucho, he ganado una red que no la cambio por nada, una red de colaboración, de ayuda incondicional, de cultura, de historia, de experiencias alucinante.

Al igual que difundimos nuestro Catálogo de Buenas Prácticas para que sirva de ejemplo, ¿crees que sería necesario difundir ‘Feminismo para torpes’?

Por supuesto, me parece que es para todo el mundo y que no es nada dogmático. Te estoy hablando de una parte de los derechos humanos que va a mejorar la vida de todo el mundo, que ofrece una alternativa y que está hecho desde el cuestionamiento personal, desde la experiencia personal y desde la reflexión de todos los días. Tenemos muchas contradicciones y todo el rato nos estamos cuestionando. El mundo no es un lugar fácil ni evidente para nadie, pero sobre todo para nosotras.

Todos estamos atravesados por un montón de opresiones y de privilegios, es necesario reflexionar sobre nuestros privilegios y sobre nuestras opresiones y abrir la mente. Solamente con poner un pie en el tema y no estar a la defensiva sería suficiente. Sería la buena práctica máxima.

 

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