La literatura constituye un factor clave de la lucha por la igualdad de género. Escritoras como Simone de Beauvoir, Anais Nin, Sylvia Plath, o Alejandra Pizarnik impulsaron la emancipación y evolución de la mujer, a través de sus textos. Las mujeres han estado siempre muy presentes en el mundo de la literatura, desde Sappho de Lesbos en la antigua Grecia, hasta la contemporánea Annie Ernaux. Sin embargo, para sorpresa de nadie, no lo han tenido nada fácil.
Una desigualdad histórica
Las autoras siempre han enfrentado obstáculos y discriminación en el mundo literario. Muchas autoras no han recibido el reconocimiento que merecen, sus obras han sido menospreciadas o incluso ignoradas. Además, a menudo han sido pasadas por alto en la concesión de premios literarios y el reconocimiento crítico en comparación con sus colegas masculinos.
Habría que apuntar a varios factores que han influido en esta brecha, entre los más determinantes, están:
Los Estereotipos de género, algunas obras literarias han perpetuado estereotipos de género dañinos, lo que ha contribuido a la discriminación y la desigualdad de género en la sociedad en general.
También, géneros literarios, como la novela romántica, históricamente han estado asociados principalmente con autoras y a menudo no se les ha dado el mismo nivel de reconocimiento que a otros géneros considerados como más “serios” o “importantes”, que esto también sería otro debate.
La escritura bajo seudónimos. En el pasado, muchas autoras han tenido que escribir bajo seudónimos masculinos o iniciales ambiguas para que sus obras fueran publicadas y respetadas.
¿Qué pasa con el mercado?
El mercado literario ha estado, históricamente, dominado por hombres, y aunque existen avances significativos, sobre todo en el último lustro, todavía persisten desequilibrios.
¿Por qué ocurre esto? Durante mucho tiempo, la sociedad ha sido dominada por estructuras patriarcales que han favorecido a los hombres en una variedad de áreas, incluida la literatura. Estas estructuras han influido en la forma en que se valoran y promocionan las obras escritas por hombres en comparación con las de las mujeres.
Existen prejuicios arraigados en la sociedad que han llevado a la subestimación del talento y la capacidad de las mujeres como escritoras. Esto conlleva una menor visibilidad y reconocimiento para las escritoras en comparación con sus contrapartes masculinas, como ya hemos señalado anteriormente.
A pesar de estos desafíos, a lo largo de los años ha habido avances significativos en la reducción de la brecha de género en la literatura. Cada vez hay más voces femeninas prominentes en la literatura, y se están haciendo esfuerzos para abordar la representación desigual y los estereotipos de género en la escritura y en la crítica literaria.
La brecha de género en la literatura es un reflejo de desafíos más amplios de desigualdad de género en la sociedad, y su superación es un objetivo importante para lograr una representación más equitativa de las voces y experiencias de mujeres y hombres en el mundo de la literatura.
Uno de las bases de trabajo de Fundación Woman’s Week es la visibilización y reivindicación de referentes femeninos en todos los ámbitos de la sociedad a través de encuentros, publicaciones, eventos etc. Precisamente, por esta inquietud, creamos hace cuatro años los EmpowerMeets, encuentros, destinados a las más jóvenes, con mujeres referentes en diversos sectores y ámbitos de la sociedad (mujeres científicas, artistas, financieras, directivas, tecnólogas, deportistas etc.). Está demostrado que la visibilidad normaliza el liderazgo de las mujeres, que suele ser más inclusivo y participativo. Queremos que en el ideario de las jóvenes y niñas existan figuras femeninas referentes, para poder reducir así los sesgos de género.
En esta semana dedicada a celebrar la literatura y fomentar la lectura, queremos recomendaros algunos títulos escritos por mujeres que no podéis perderos.
‘Ansia’ de Henar Álvarez
Natalia es una mujer ansiosa, que vive dominada por sus pulsiones y parece condenada a portarse mal. El día en que su amante la deja, se encuentra perdida y atrapada en una vida matrimonial que no la satisface. Lejos de conformarse, Nat comienza a dar rienda suelta a su lujuria y sus instintos más bajos. Su irreprimible deseo sexual y una obsesión creciente por sentirse joven y atractiva acabarán por controlar su vida, pero también le servirán de inspiración para Ansia, la novela que está escribiendo.
Ficción y realidad se funden en esta fabulación ardiente y explosiva sobre la insatisfacción amorosa y las relaciones de poder. Escrito desde el humor más desafiante y gamberro, este adictivo thriller nos brinda una lúcida reflexión sobre lo que implica ser hoy una mujer libre, errática e imperfecta, sin necesidad de ser castigada por sus excesos ni pagar caro el precio de su libertad.
‘Un amor’ de Sara Mesa
La historia de Un amor ocurre en La Escapa, un pequeño núcleo rural donde Nat, una joven e inexperta traductora, acaba de mudarse. Su casero, que le regala un perro como gesto de bienvenida, no tardará en mostrar su verdadera cara, y los conflictos en torno a la casa alquilada –una construcción pobre, llena de grietas y goteras– se convertirán en una verdadera obsesión para ella. El resto de los habitantes de la zona –la chica de la tienda, Píter el hippie, la vieja y demente Roberta, Andreas el alemán, la familia de ciudad que pasa allí los fines de semana– acogerán a Nat con aparente normalidad, mientras de fondo laten la incomprensión y la extrañeza mutuas.
La Escapa terminará adquiriendo una personalidad propia, oprimente y confusa, que enfrentará a Nat no solo con sus vecinos, sino también consigo misma y sus propios fracasos. Llena de silencios y equívocos, de prejuicios y sobrentendidos, de tabús y transgresiones, Un amor aborda, de manera implícita pero constante, el asunto del lenguaje no como forma de comunicación sino de exclusión y diferencia.
‘Mi año de descanso y relajación’ de Ottessa Moshfegh
En Mi año de descanso y relajación, Ottessa Moshfegh hace de Manhattan el epicentro de una civilización, la del año 2000, dominada por la apatía. Como una oscura bella durmiente, la narradora de esta novela decide encerrarse durante un año en su piso de una de las zonas más exclusivas de Nueva York, asistida por una herencia ingente y por una gran cantidad de fármacos, para dedicarse a dormir y ver películas de Whoopi Goldberg y Harrison Ford.
El inicio de un siglo supuestamente trepidante encuentra a nuestra protagonista durmiendo en el sofá con la tele encendida. Con mucho cinismo, series, películas comercialesy narcóticos, y a costa de cortar todo vínculo humano, cualquiera puede sobrellevar esta vida. Ahora bien, ¿lo que queremos es sobrellevarla?
‘Las cosas que perdimos en el fuego’ de Mariana Enríquez
El mundo de Mariana Enriquez no tiene por qué ser el nuestro, y, sin embargo, lo termina siendo. Bastan pocas frases para pisarlo, respirarlo y no olvidarlo gracias a una viveza emocional insólita. Con la cotidianidad hecha pesadilla, el lector se despierta abatido, perturbado por historias e imágenes que jamás conseguirá sacarse de la cabeza. Las autodenominadas «mujeres ardientes», que protestan contra una forma extrema de violencia doméstica que se ha vuelto viral; una estudiante que se arranca las uñas y las pestañas, y otra que intenta ayudarla; los años de apagones dictados por el gobierno durante los cuales se intoxican tres amigas que lo serán hasta que la muerte las separe; el famoso asesino en serie llamado Petiso Orejudo, que sólo tenía nueve años; hikikomori, magia negra, los celos, el desamor, supersticiones rurales, edificios abandonados o encantados… En estos once cuentos el lector se ve obligado a olvidarse de sí mismo para seguir las peripecias e investigaciones de cuerpos que desaparecen o bien reaparecen en el momento menos esperado. Ya sea una trabajadora social, una policía o un guía turístico, los protagonistas luchan por apadrinar a seres socialmente invisibles, indagando así en el peso de la culpa, la compasión, la crueldad, las dificultades de la convivencia, y en un terror tan hondo como verosímil.
‘Marrón’ de Rocío Quillahuaman
El debut de Rocío Quillahuaman, una de las ilustradoras más conocidas de nuestro país gracias a sus animaciones humorísticas.
Rocío Quillahuaman nació en Lima, y diez años después se trasladó con su familia a España. Su primera experiencia al llegar fue la de que destripasen su peluche de Winnie de Pooh en el aeropuerto, en busca de droga. A partir de ahí tan solo le quedó acostumbrarse a vivir en un mundo profundamente racista y misógino, que no perdía una sola oportunidad de recordarle continuamente que, allá donde estuviese, estaba fuera de lugar.
Marrón, su primer libro, son unas memorias rabiosas, a corazón abierto, en las que repasa los momentos más significativos de su infancia y adolescencia. Un viaje lleno de humor hacia la búsqueda de sí misma, y de un lugar (y las personas) que al fin pueda reconocer como casa.
‘Divas rebeldes’ de Cristina Morató
Los nombres de Maria Callas, Coco Chanel, Wallis Simpson, Eva Perón, Barbara Hutton, Audrey Hepburn y Jackie Kennedy ocuparon durante décadas las páginas de las revistas. Gracias a su talento, belleza y personalidad se convirtieron en auténticos mitos del siglo XX.
Famosas, ricas y atractivas, parecían perfectas a los ojos del mundo. Pero en realidad estas rutilantes divas fueron personas solitarias, acomplejadas con su físico y celosas de su intimidad, que detestaban ser tratadas como estrellas.
Estas siete mujeres de leyenda comparten dolorosas heridas que nunca llegaron a cicatrizar: la falta de cariño o el abandono de sus padres, las secuelas de la guerra, el dolor por la pérdida de sus hijos o los traumáticos divorcios.