Laura Giménez (APJNE) y Lucía Llano (RAGCE): “No queremos ser más que un hombre, pero tampoco ser menos”

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Laura Giménez, vicepresidenta de la Asociación de Jubilados de la Policía Nacional (AJPNE), y Lucía Llano, presidenta de Retirados Asociados Guardia Civil de España (RAGCE); durante su participación en Madrid Woman's Week 2019.

Laura Giménez, vicepresidenta de la Asociación de Jubilados de la Policía Nacional (AJPNE), y Lucía Llano, presidenta de Retirados Asociados Guardia Civil de España (RAGCE); son dos mujeres que decidieron incorporarse a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en una época en la que las mujeres comenzaban a abrirse camino en este ámbito.

Charlamos con ellas en las oficinas de Fundación Woman’s Week para que nos cuenten cómo ha cambiado su profesión en estos años, cuáles son los principales escollos a los que se sigue enfrentando la mujer en este tipo de profesiones y qué mensaje le darían a las jóvenes que quieran seguir sus pasos.

¿En qué momento decidís dedicaros a esto?, ¿fue vocacional?

Laura Giménez: Sí, totalmente vocacional.

Lucía Llano: Desde pequeña siempre tuve claro que quería formar parte a la Guardia Civil, en un momento en el que todavía la mujer no formaba parte de la Guardia Civil. Cuando surgió la primera aparición de mujeres yo tenía 16 años. Luego tenía muy claro que quería entrar, y a los 18 ya estaba ahí; me presenté y entré. Yo creo que fue la mejor apuesta de mi vida, la mejor decisión de mi vida.

¿Qué cambios habéis notado en esos 18 años en vuestra profesión en cuánto a igualdad se refiere?

LG: Cuando yo entré éramos muy pocas mujeres y no era nada fácil, en especial si querías salir a la calle. Los hombres tenían el concepto de que la mujer en la calle no era muy operativa. Siempre tenías que estar demostrando que podías hacer lo mismo que ellos e igual de bien. […] Al final te ganas la confianza de los compañeros y hoy en día las mujeres están demostrando que efectivamente somos iguales que los hombres y podemos hacer las mismas cosas que ellos. […] Nosotras siempre tenemos que demostrar que podemos.

LL: Han existido avances, pero todavía queda mucho por delante. Había un cierto proteccionismo. Yo creo que nos protegían un poco. Venían de una generación totalmente distinta y algunos nos veían como sus hijas.

La academia es el único sitio donde yo no noté nunca discriminación por razón de sexo. Te levantabas a la misma hora, comías lo mismo, te acostabas a la misma hora, hacías el mismo deporte, estudiabas lo mismo. La academia es totalmente igualitaria para ambos sexos. Una vez sales a la calle es cuando cambian las cosas.

Existe la idea en el imaginario colectivo de que la policía está más avanzada y que es mucho más difícil ser mujer en la Guardia Civil, ¿es así?

LL: La mujer en la Guardia Civil entró en el 1988. Ellas [las policías] tienen mucho más recorrido que nosotras.

LG: Pero nosotras empezamos en los cuerpos superiores. Operativamente en la calle tardamos más. En el 84 o 86 ya empezaron a salir a la calle, pero al principio la mujer estaba en despachos u oficinas. El trabajo de mujer policía es muy complicado. Yo, por ejemplo, que estoy casada y tengo hijos, es muy difícil llegar a la casa y contar lo que has hecho en el trabajo. No es fácil. Mi marido también es policía, pero yo creo que la mayoría de las intervenciones que he tenido se ha enterado cuando he tenido el juicio o porque alguien le ha dicho algo. ¿Cómo explicas a tu familia que te has visto envuelta en un tiroteo, que te han sacado un cuchillo o todas esas cosas?

Solo un 7,23% de la Guardia Civil son mujeres y solo un 3% oficiales ¿Por qué? Y, sobre todo ¿qué podemos hacer para solucionarlo?

LL: Creo que hay un problema grave de conciliación. Muchas de mis compañeras han querido ascender, pero han tenido que renunciar a ello por ser madres.

LG: En muchos sitios no lo facilitan, es verdad, no te lo dan. Hay comisarías que pides una conciliación familiar y no te la dan. Te ponen muchísimos problemas para hacer un turno complementario o ponerte en un puesto.

¿Creen que todavía faltan medidas que favorezcan tanto la incorporación de la mujer como su ascenso?

LL: Ha habido cambios, pero vamos a ver, 30 años es mucho tiempo para que lo cambios hayan sido más.

LG: Por ejemplo, las promociones más grandes de mujeres han sido a partir del 2000. […] En mi promoción éramos 150 mujeres de 1000.

LL: La mujer que entra en los cuerpos es totalmente vocacional. No he visto a una mujer que quiera entrar a la Policía o a la Guardia Civil, sabiendo todo lo que conlleva, solo por tener un sueldo fijo.

LG: Las mujeres hoy en día están súper preparadas. Son máquinas, te lo digo en serio.  Aguantan y resisten las pruebas exactamente igual que los hombres. A mí me enorgullece ver que físicamente hoy en día nos preparamos muchísimo.

¿Por qué es tan importante el movimiento asociativo y la unión de la sociedad civil y las instituciones?

LL: Trabajando conjuntamente estamos consiguiendo muchas más cosas que caminando por separado y es lo que estamos haciendo, trabajando unidxs y firmando convenios de colaboración.

LG: Nosotras, las mujeres, tenemos que visibilizar que podemos con todo. Y que este mensaje llegue a nuestrxs hijxs, que las mujeres lo estamos haciendo igual de bien que los hombres y que cuánto más unidas estemos, más visibilidad nos damos, más se ven nuestros problemas, más se ve el trabajo que estamos haciendo y por lo que estamos luchando. […] Nadie te puede decir que por ser mujer no vas a llegar.

Es muy importante erradicar la sexualización de las profesiones…

LL: Claro, no es una cuestión de una lucha de sexos; es una cuestión de llegar a una igualdad real. Yo no quiero ser más que un hombre, pero tampoco quiero ser menos.

LG: Se trata de que la persona que ocupa cierto puesto sea porque reúne las condiciones para ocupar ese puesto y no por ningún otro factor.

¿Qué mensaje le daríais a las niñas que hoy en día quieren dedicarse a ser policía o guardia civil?

LG: Que en esta vida no hay nada imposible.

LL: Que nosotras podemos con todo y más. Que no se pongan techos de cristal, ni permitan que se los pongan.

 

 

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