La última edición de la Madrid Woman’s Week reflejó que, en materia de igualdad, existe una gran concienciación. Desde 1995, el número de mujeres que forman parte de las juntas directivas de las compañías de la lista Fortune 500 ha pasado del 9,6% al 22,2%. Sin embargo, todavía quedan muchos retos que debemos afrontar y, si tuviera que mencionar uno, sin duda me quedaría con el desafío educativo.

Desde pequeños, debemos educar a los niños en igualdad. Sin embargo, en los libros de texto apenas figuran referentes femeninos, y no precisamente porque no existan, sino porque no se les da visibilidad. Según un estudio de la Universidad de Valencia, los libros de texto de todas las asignaturas de la ESO apenas promedian un 7,5% de apariciones de mujeres.

Esta situación, que puede parecer menor, tiene una gran influencia en la trayectoria profesional de muchas niñas, que se ven abocadas a centrar su formación en carreras profesionales asociadas a perfiles femeninos, como las de letras. De esta manera, asistimos a un panorama en el que la presencia de mujeres en carreras STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) es alarmantemente baja. De hecho, según la OCDE, las mujeres representan solamente el 12% del alumnado de las carreras TIC.

No se trata solo de un dato estadístico, sino de un peligroso indicador que podría sentar las bases de un futuro desesperanzador. Aunque la tecnología tiene un potencial ilimitado para democratizar el acceso a las oportunidades, eso no será posible si las mujeres no adquieren un papel protagonista en su desarrollo, ya que, para ser democrática, la innovación debe ser fruto del trabajo de todos.

Además, las carreras STEM son las que más empleo generarán en un futuro y, si no ayudamos a las niñas a acceder a estas carreras, estaremos dejando a muchas mujeres fuera del mercado laboral. Así, daríamos un gran paso atrás en materia de igualdad, generando una nueva situación de discriminación que será difícil paliar.

Por todo ello, debemos asegurar que las mujeres tengan las mismas oportunidades laborales, apoyándolas para que se sientan seguras y empoderadas a través de programas de mentoring. Por ejemplo, en Mastercard contamos con un 45% de mujeres en la plantilla, y nos esforzamos cada día por impulsar la llegada de las mujeres a los puestos directivos, algo que forma parte del ADN de nuestra cultura corporativa.

Por ejemplo, para fomentar la educación en igualdad, en Mastercard tenemos el programa Girls4Tech, que hasta el momento ha conseguido impulsar el interés de 400.000 niñas, de entre 8 y 12 años, por la ciencia y la tecnología, inspirándolas y dotándolas de las herramientas necesarias para que desarrollen su carrera profesional.

Como mujeres, el legado más importante que podemos dejar es el mensaje de que una niña puede soñar a lo grande, sin verse limitada por nada ni por nadie. Si quiere ser ejecutiva, profesional de cualquier materia o madre, puede llegar a serlo. Todos juntos debemos trabajar para romper esos límites y construir las bases de un futuro igual para todos.

Artículo realizado por: Paloma Real, directora general de Mastercard España.

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