Javier Fernández Aguado es uno de los mayores gurús del management en español. Además es autor de más de una treintena de libros entre los que se encuentra: ‘La sociedad que no amaba a las mujeres’, en la que hace un repaso de las mayores protagonistas del liderazgo femenino en la historia. Esta semana, el escritor trae al Cuaderno de la Mujer un artículo sobre su última aventura literaria: ‘Hablemos sobre felicidad’.
Recordé a lo largo de esas intensas horas de grabación, y con diversas metáforas, que las puertas de la felicidad han de abrirse hacia afuera, y que quien pretenda hacerlo hacia adentro únicamente las cerrará más fuertemente. Dicho de otro modo, el egoísmo sólo genera una sensación momentánea de placer que pronto se transforma en amargura.
La felicidad no es, y este punto es importante, una meta, sino el modo en el que caminamos. Consiste no tanto en aspirar a unas coordenadas espacio-temporales idílicas, y por tanto utópicas, sino en amar mucho lo que uno tiene.
La consecución de medios materiales es precisa en tanto en cuanto ofrezcan la posibilidad de atender a las necesidades básicas. A partir de ahí, la mera acumulación de bienes no tiene por qué suponer un incremento de felicidad. Más bien se corre el riesgo contrario, porque disponer de bienes es bueno (por eso se llaman bienes, si no se les calificaría como males), pero el exceso suele ser perverso, pues es fácil acabar siendo poseído por los bienes.
A lo largo de la obra, editada por LID, podrá el lector encontrar numerosas reflexiones sobre cómo el dolor, las contradicciones físicas o morales, la traición, el amor, la amistad, etc. contribuyen o no a esa felicidad a la que todos aspiramos.
Creo que con estas líneas cumplo el objetivo del artículo que me había sido solicitado: animar a todos, porque todos somos buscadores anhelantes de felicidad, a disfrutar con la lectura de esas páginas, llenas de ilusión por contribuir a la felicidad de muchos.